El terremoto del 22 de mayo de 1960 fue un episodio que marcó para siempre a Valdivia y a toda una generación. No es motivo de celebración porque causó destrucción y muerte y años de decaimiento, tras vivir un pujante pasado industrial. Este reportaje ha sido extraído de una publicación que el Diario Austral de Valdivia hizo a lo largo de mayo de 2005 y que llevó el nombre de “A 45 años del Terremoto de Valdivia”.
El espíritu de este trabajo apuntó a no quedarse en el relato trágico o revolver dolorosos recuerdos de los valdivianos, sino que en destacar la capacidad que tuvo toda una generación para levantarse de la nada y rehacerse. Este es parte del trabajo, revisado y editado por su autor:
Nuestros vecinos de Osorno y Puerto Montt no recuerdan tanto el terremoto como Valdivia porque en la ciudad se cultivó un orgullo de pensar que hubo una generación de valdivianos que se unió para levantar una ciudad aplastada por el peor de todos los cataclismos del siglo XX. Estos valdivianos aprendieron que no sirve de nada llorar y sacaron fuerzas de flaqueza para surgir. Esa es la enseñanza de 1960 para todos los valdivianos de este siglo XXI.
Valdivia vivió una larga etapa de reconstrucción desde mayo de 1960 hasta fines del siglo XX. Por décadas la Perla del Sur exhibía en cada rincón cicatrices del terremoto, pero si hay que elegir símbolos de esa destrucción se puede mencionar a tres edificios: la ex cervecería Anwandter, el Hospital Regional y la Catedral de Valdivia que si no estaban totalmente destruidos evidenciaban su ruina.
TRISTES SÍMBOLOS
El Hospital Regional debió esperar 35 años para resurgir, ya que recién en 1992 se iniciaron los trabajos de reconstrucción. Construido en 1939, el recinto asistencial, el mejor de la Región de Los Ríos, fue reinaugurado el 1 de marzo de 1996 con un ala moderna y adosada a la antigua que pudo resistir el movimiento telúrico. A la fecha aún hay voces que piden ampliar el hospital y mejorar el ala antigua de este recinto lleno de historia.
Asimismo, a fines de la década de los ochenta comenzó la iniciativa de levantar el alicaído puerto de Corral, destruido casi en su totalidad por el maremoto del 22 de mayo de 1960. Recién en 1993 se dio forma a la Sociedad Portuaria Corral la que aspira a recuperar glorias pasadas.
En 1994 partió la iniciativa de recuperar los terrenos e infraestructura de la antigua Cervecería Anwandter con la instalación del Museo de Arte Contemporáneo. Fue el artista Hernán Miranda quien imitó el concepto europeo de crear museos en industrias abandonadas y logró darle un estilo especial a las destruidas dependencias de la cervecería. El proyecto hoy es una realidad y está a un costado de la llamada Costanera Cultural, a los pies del Parque Harnecker.
Otro símbolo valdiviano que se levantó de los escombros fue la Catedral de Valdivia. En 1960 se desplomó por completo y por 38 años fue reemplazada por un edificio de madera que muchos llamaron despectivamente “galpón”. El nuevo templo inició su reconstrucción en 1992 y fue inaugurado en octubre de 1998 con la presencia del Nuncio Apostólico Angelo Sodano, el presidente de la República de ese entonces Eduardo Frei Ruiz Tagle y el Cardenal Juan Francisco Fresno.
Para muchos la inauguración de la Catedral fue la culminación del largo camino de la reconstrucción de Valdivia después del mega terremoto del 22 de mayo de 1960. Tanto la caída de la Catedral como del edificio de la Cervecería Anwandter fue por 30 años el símbolo de la destrucción y de los posteriores años de inercia de la ciudad.
CIUDAD DE DESASTRES
Valdivia ya había sufrido varios desastres antes del terremoto y maremoto de 1960. Se cree que en 1575, en los primeros años de la Conquista española, la ciudad fue arrasada por un movimiento telúrico similar al ocurrido en el siglo XX y meses después por un aluvión con características muy similares al fenómeno conocido como “Riñihuazo”, dejando una gran mortandad entre la población indígena que habitaba el barrio de la Carmenga, actual calle Carlos Anwandter.
También el 17 de diciembre de 1859 hubo un incendio importante que destruyó la intendencia, tesorería, juzgados, la notaría, una escuela y la cárcel. El 17 de enero de 1864 se quemaron 30 casas en calle Maipú, San Francisco (hoy Pérez Rosales) e Independencia. En febrero de 1904 se quemaron una farmacia, una carnicería y la intendencia donde se hospedaba el presidente de la República de ese entonces Germán Riesco que hacía una visita al sur del país. Las crónicas de la época dicen que el primer mandatario tuvo que escapar a medio vestir para salvar de las llamas.
El 26 de abril de 1881 se produjo una tromba marina que dejó a mal traer la ciudad y destruyó varias casas, entre ellas la del colono alemán Carlos Anwandter (actual Museo Histórico) y la Iglesia Matriz de Valdivia.
El 13 de diciembre de 1909 se produjo el peor incendio del que se tenga registro en Valdivia. No hubo desgracias personales, pero el fuego consumió 117 construcciones y 98 casas de comercio, en total 92 mil metros cuadrados de edificación. Cuatrocientas familias valdivianas quedaron sin hogar.
TERREMOTOS
Valdivia no sólo soportó el terremoto de 1960, antes hubo varios que la sacudieron. Los terremotos más importantes que vivió la ciudad fueron los de los años 1575, 1737, 1837 y el de 1960, con maremotos incluidos.
Pero fue el terremoto y maremoto de 1960 el más destructivo que se haya vivido en la historia de Valdivia. El 22 de mayo de ese año el epicentro del movimiento telúrico fue Valdivia y alcanzó 9,5 grados de la escala Richter y 10 grados de la escala Mercali que registra destrucción.
El 21 de mayo ya había ocurrido un terremoto que afectó a las ciudades de Concepción y Talcahuano. En medio de las celebraciones del Combate Naval de Iquique, fiesta nacional de tradición en nuestro país, muchos valdivianos se preocuparon especialmente por aquellos que tenían familiares o cuyos hijos estudiaban en la Universidad de Concepción. En la mañana del 22 de mayo Valdivia fue alertada por un movimiento que se produjo pasadas las 6 de la mañana. A las 14.55 horas hubo otro movimiento telúrico, pero el terremoto en sí fue a las 15.12 horas de ese domingo 22 de mayo. El movimiento tuvo una duración aproximada de 4 minutos y sacudió despiadadamente los edificios y casas de los valdivianos.
Edificios como el Centro Español, el Colegio Alemán o la Catedral de Valdivia se desplomaron completamente. Otros como el Hospital Regional, Impuestos Internos, el Banco Español y el Banco de Chile quedaron inhabitables.
En Corral el desastre fue mayor con el maremoto que arrasó con toda la parte baja del pueblo y dejó por los suelos el puerto. El empresario Guillermo Michaelis (fallecido en 2013) recordó en su momento que “con la pérdida del puerto de Corral se terminaron muchas actividades. Recuerdo que de ahí salían muchas manzanas, madera, granos, teníamos por el lado de la estación mangas grandes que se depositaban y se enviaban al extranjero”. Michaelis fue por muchos años funcionario de la Naviera Haverbeck y Skalweit por lo que habla con propiedad del movimiento que se producía por aquellos años.
Raúl Basso (fallecido en 2013), quien fue presidente del Comité Nueva Región y fue benefactor de la ciudad en varias iniciativas, recordó que se promovió la ley de la construcción que liberaba el porcentaje del impuesto a la renta a todas las industrias que estuvieran fuera de Santiago. Basso añadió que “si bien el 80 por ciento de la industria estaba en el suelo con el gobierno de Jorge Alessandri y posteriormente con Eduardo Frei Montalva se construyó, aunque no como estaban antes del terremoto, la industria Hoffmann, en Las Ánimas la fábrica Weiss, Formio, se amplió la industria Emasil e Infodema y se reconstruyó los Molinos Kunstmann y la Papelera. En 1962 se construyó la plante Masisa, una de las más importantes de la región.
El pro hombre valdiviano señaló que la recuperación de Valdivia fue “extraordinaria” y apuntó que “en 1967, de acuerdo a un informe que entregó la Sofofa, Valdivia ocupaba el quinto lugar de las ciudades industriales del país después de haber estado en el suelo. También recordó que “después de vivir de la caridad en los primeros cuatro años de la década del sesenta, Valdivia ya tributaba el 40 por ciento de lo que estaba tributando el resto de las provincias.
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