Al cierre del año, los parlamentarios de Los Ríos han expresado su preocupación por la crisis penitenciaria que afecta a la región. La situación se agravó tras anunciarse que, de los 20 refuerzos solicitados para fortalecer la Gendarmería en 2025, solo llegarán 8 para las tres cárceles de la región. El senador Alfonso de Urresti y el diputado Marcos Ilabaca criticaron duramente esta insuficiencia, destacando que solo 200 funcionarios están a cargo de más de 1.600 internos, con cifras en aumento.
Los problemas no se limitan a la falta de personal. El Complejo Penitenciario de Valdivia, inspeccionado recientemente, presenta deficiencias críticas en infraestructura y recursos. Equipos de seguridad obsoletos desde 2007 y condiciones laborales precarias para los empleados, que enfrentan turnos de 12 horas, son solo parte del panorama. Además, la sobrepoblación se ve exacerbada por el alto porcentaje de internos provenientes de otras regiones, que ha escalado del 60% al 70% en los últimos años.
“Hemos sido claros en nuestras demandas: más personal, más recursos y mejores condiciones para enfrentar esta problemática. No podemos esperar que Gendarmería funcione con solo 200 funcionarios para más de 1.600 internos, un número que sigue aumentando cada semana”, señaló el diputado Ilabaca.
Los parlamentarios oficialistas también manifestaron su preocupación ante la llegada cada vez mayor de reos provenientes de otras regiones.
“En 2022, el 60% de los internos en Valdivia provenían de otras regiones; hoy esa cifra ha ascendido al 70%. Esto no solo agrava la sobrepoblación, sino que incrementa la peligrosidad dentro y fuera del recinto, fomenta el contrabando y facilita el ingreso de la delincuencia organizada en toda la región”, agregó el parlamentario.
Una reciente inspección al Complejo Penitenciario de Valdivia reveló serias deficiencias en la infraestructura y los recursos disponibles.
Entre los problemas más notorios del informe, se encuentra el sistema de seguridad, que utiliza cámaras y equipos de comunicación obsoletos desde 2007. Este equipamiento no solo es insuficiente, sino que también opera en condiciones adversas, como áreas sin ventilación adecuada y alta humedad, afectando la salud de los empleados que manejan estos sistemas en turnos extenuantes de 12 horas.
Además, se ha identificado una notable escasez de personal de Gendarmería, lo que compromete la seguridad y las condiciones laborales dentro del complejo. Esta falta de personal ha obligado a la administración a trasladar funcionarios de otras ciudades, exacerbando los problemas logísticos y operativos. Paralelamente, el armamento que maneja la Gendarmería está desactualizado y la falta de un campo de tiro en la región limita severamente la capacitación y práctica necesarias.
En el área de salud, el hospital del complejo está constantemente al máximo de su capacidad, con muchos internos esperando traslados a instalaciones adecuadas para recibir atención psiquiátrica especializada.
Finalmente, los módulos de alta peligrosidad, específicamente del 41 al 44, presentan condiciones de sobrepoblación y deterioro significativo, lo que los hace prácticamente inhabitables.
La destrucción interna por parte de los reclusos y la falta de mantenimiento adecuado por parte de las empresas concesionarias han llevado a una situación insalubre y peligrosa que requiere atención inmediata. Estos problemas son indicativos de las carencias que enfrentan otros módulos del recinto, aunque en menor medida.
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