Hija de una pareja valdiviana pero nacida en Australia, Gabriela Oporto ha logrado el éxito en Sídney con su pastelería Bakealicious, destacada por sus toques chilenos y por ser la elección de superestrellas internacionales.
Su gran momento llegó en febrero de 2024, cuando recibió un encargo especial, crear una torta para el equipo de Taylor Swift.
La creación, basada en el pastel favorito de la cantante, incluyó ingredientes únicos como manjar y milhojas, junto a una decoración especial con una flor morada, el color favorito de la cantante.
El impacto fue inmediato. Un video de la preparación se hizo viral en cuestión de horas, catapultando a Gabriela y su pastelería al estrellato mediático. “Tenía el diario nacional llamándome, la televisión, las radios… me sentía como una celebridad. Y obvio que le saqué provecho. Eso puso el negocio a otro nivel”, mencionó en una entrevista con el Diario Financiero.
Gracias a esta exposición, las ventas se dispararon, y Oporto pasó de atender pedidos regulares a despachar más de 200 tortas por semana. "Esa semana dormí dos horas cada noche. Lo único que hacía era hacer tortas, tortas, tortas. El horno no podía apagarlo”.
Sin embargo, el éxito con la cantante estadounidense no vino sin complicaciones. Según relató Oporto al Diario Financiero, la empresa de catering que gestionó el pedido no le informó que debía firmar un acuerdo de confidencialidad. Tras la viralización de su video, recibió amenazas legales y nunca recibió el pago por el encargo.
A pesar de ello, su pastelería logró mantener su crecimiento y consolidarse en el mercado australiano. Aparte de su memorable encargo para Taylor Swift, Gabriela Oporto también ha creado tortas para otros íconos de la música, como Ed Sheeran y Harry Styles y actualmente también atiende pedidos para empresas multinacionales como Google, Audi y Mercedes.
Además, en julio de 2024, Bakealicious ganó el premio "Mejor panadería/pastelería 2024" de los premios Northern Beaches Local Business Awards, destacándose por segundo año consecutivo.
Aunque Gabriela Oporto nació en Australia, su conexión con Chile siempre ha estado presente. Hija de padres valdivianos, pasó parte de su infancia en el sur de Chile, donde comenzó su amor por la repostería. Desde pequeña soñaba con tener su propia pastelería.
A pesar de haber estudiado Economía en Milán y Nutrición en Australia, su verdadera pasión siempre estuvo en la cocina. En 2017, decidió renunciar a su trabajo y emprender con Bakealicious, fusionando las recetas chilenas aprendidas de su madre y su abuela con el estilo australiano.
“Uso mucho la crema batida y el manjar, que acá no se encuentran”, explicó Oporto al Diario Financiero, quien comenzó vendiendo pasteles a través de amigos y potenció su negocio durante la pandemia, cuando la demanda de sus productos creció exponencialmente.
Con su negocio en expansión, Gabriela Oporto ahora se enfrenta a nuevos desafíos. Aunque ha descartado la opción de franquiciar su marca, planea abrir una nueva sucursal más grande y céntrica en Sídney, y seguir llevando los sabores chilenos a un público aún más amplio.
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