El pasado 13 de octubre un cuidador de maquinaria que se utiliza para la construcción de la ruta Torobayo - Curiñanco fue sorprendido por tres sujetos vestidos de negro y con rostro cubierto, quienes lo intimidaron y obligaron a tirarse en el suelo para luego incendiar 4 máquinas propiedad de la empresa TRICAM.
Desde entonces, los trabajos de pavimentación de este importante camino han sufrido una paralización total, dejando a los vecinos de Curiñanco, Los Pellines, El Potrero, Punucapa y Chabelita en la más completa incertidumbre sobre cuánto se retrasará la finalización de las obras. Algunos incluso temen lo peor: que TRICAM no llegué a un acuerdo con el MOP y se rescinda el contrato vigente de licitación.
"Hay muchas personas en el sector que hicieron inversiones para ampliar los servicios turísticos en el sector, y muchos habitantes que trabajaban para la empresa, cuyos contratos fueron finiquitados. Necesitamos garantías sobre la continuidad del proyecto, ya que con el posible abandono pueden pasar años que el camino queda así, a mitad de construir, peor que antes. Aparte que se perdería mucho de los avances hechos", explica Patrick Reolon, actual presidente de las juntas de vecinos de Chabelita.
En el papel, el proyecto tiene, de acuerdo al inspector fiscal del caso de la quema de máquinas, un 34% de avance, mientras que el monto del presupuesto pagado a la empresa sería de un porcentaje bastante mayor, según aclaran desde las juntas de vecinos. De ser así, una eventual suspensión del actual contrato podría representar millonarias pérdidas para el Ministerio de Obras Públicas.
“Nosotros creemos que estos 2 meses de supuesta suspensión temporal pueda ser una maniobra para que evitar que este escándalo reviente antes de las elecciones”, declara respecto de este posible escenario el mismo Reolon, refiriéndose al tiempo de postergación de dos meses establecido públicamente entre el MOP y la empresa para retomar las obras.
EN ALERTA
Otro motivo de preocupación más para los beneficiados por el futuro camino radica en que “el MOP ha quebrado todos los puentes de comunicación que tenía con la comunidad local. Ellos habían facilitado un número de teléfono y de WhatsApp que desde el 21 de octubre no ha sido ni respondido ni revisado. Como representante de las juntas de vecinos de este sector puedo decir que estamos en una situación de gran alerta y harta preocupación por toda la secrecía que está rodeando este contrato”, señalan.
Ciertamente, nadie conoce de manera oficial las nuevas condiciones bajo las que se retomarían las obras en enero del 2022 ni cuáles serían las condiciones de seguridad que pide la empresa constructora para continuar.
Por otra parte, el mantenimiento temporal de este camino también ha estado relativamente abandonado desde los sucesos del pasado 13 de octubre.
“Aunque el contrato esté temporalmente suspendido, es la empresa todavía la que tiene la responsabilidad de la mantención completa, pero al parecer esta no ha dado muestras de querer cumplir, por mientras, con este trabajo”, denuncian desde las juntas de vecinos del sector.
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