Comprender los procesos que determinan la población de anfibios posterior a una infección es uno de los objetivos de un estudio llevado a cabo por científicos de diversas instituciones, que se centra en la ranita de Darwin, una carismática especie, ícono de Chile catalogada como en peligro de extinción.
El estudio fue publicado recientemente en la prestigiosa revista internacional Journal of Animal Ecology, dando cuenta de la respuesta de la especie frente a la quitridiomicosis, una devastadora enfermedad infecciosa producida por un hongo microscópico que afecta a los anfibios, dentro de los cuales podemos encontrar a ranas, sapos y salamandras.
Así lo explica el Dr. Andrés Valenzuela, investigador de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile y director de la ONG Ranita de Darwin. “A nivel mundial se cree que esta enfermedad ha estado implicada en la declinación poblacional de al menos 500 especies de anfibios, incluyendo la presunta extinción de otras 90 especies de este grupo de vertebrados”, afirmó.
La variante o cepa de este hongo que presenta un mayor impacto se originó en el este de Asia durante el siglo XX y desde entonces se ha distribuido por todo el mundo, incluido nuestro país. En cuanto sus efectos sobre los anfibios, el investigador explicó que éste produce un engrosamiento de su piel, lo que lleva a un desbalance interno de los electrolitos (como el sodio y el potasio), produciendo finalmente la muerte por un paro cardiaco.
“Estudios recientes demuestran que la ranita de Darwin es altamente susceptible a esta enfermedad, los individuos infectados tienen una probabilidad de morir cercana al 100%”, advirtió el Dr. Valenzuela, quien es el autor principal de este estudio.
Una de las principales características de esta especial ranita endémica del bosque templado austral nativo de Chile y Argentina, es ser reconocida mundialmente por su particular estrategia reproductiva. “El macho de la especie cuida a los renacuajos dentro de su saco vocal, la misma estructura que les ayuda durante el canto, y luego de aproximadamente dos meses libera pequeñas ranitas al suelo del bosque. La pérdida y degradación del bosque nativo sumado a la quitridiomicosis amenazan a esta especie, la cual se encuentra En Peligro de extinción”, señaló el investigador de la UACh.
Sobrevivencia a la infección
La investigación ha arrojado interesantes conclusiones, una de ellas es que no todas las poblaciones de ranita de Darwin responden de la misma forma a la quitridiomicosis. “Interesantemente, en la población que tiene la mayor presencia o prevalencia de este hongo, los machos crían un mayor número de renacuajos y con una mayor frecuencia que los machos de las otras poblaciones estudiadas. Esta característica permitió que esta población no disminuyera en tamaño durante el periodo de estudio a pesar de la alta mortalidad producto de la quitridiomicosis”, explicó el Dr. Valenzuela.
Siete años estuvieron un grupo de investigadores y conservacionistas nacionales e internacionales siguiendo a cuatro poblaciones de ranitas de Darwin ubicadas en Monumento Natural Contulmo en la Cordillera de Nahuelbuta, Reserva Biológica Huilo Huilo en Neltume, Parque Tantauco en el sur de Chiloé, y Reserva Elemental Melimoyu en la costa de Aysén. El estudio incluyó observaciones de más de mil ranitas de Darwin y más de 3 mil exámenes de PCR para detectar el hongo causante de la quitridiomicosis.
Los análisis de PCR se analizaron en el laboratorio de Salud de Ecosistemas de la Universidad Andrés Bello. Al respecto, Claudio Azat, director del laboratorio y co-autor del estudio, destacó que “hemos logrado instalar un laboratorio de referencia en Latinoamérica para la detección de éste y otros patógenos que afectan a la fauna silvestre de nuestro país. Para esto ocupamos tecnologías de última generación, muy similares a las que se ocupan por ejemplo para la detección de casos positivos de coronavirus en humanos”.
Lamentablemente no todas las poblaciones de ranita de Darwin corren con la misma suerte. En la Reserva Biológica Huilo Huilo también registraron casos positivos al hongo, pero en ésta los machos no presentan un mayor esfuerzo reproductivo y, como consecuencia, la población ha disminuido en tamaño durante el periodo de estudio.
Verónica Toledo, directora de conservación de la Fundación Huilo Huilo y también co-autora del estudio, se mostró preocupada por esta situación. “Lamentablemente estas son malas noticias para las ranitas de Darwin en la Reserva, que se suman a las predicciones de los efectos negativos que también tendrá el cambio climático sobre esta especie en la zona”, señaló.
“Sin embargo, esta nueva información científica nos ayuda a tomar las decisiones correctas basadas en evidencia que permitan proteger a las ranitas de Darwin dentro de nuestra Reserva”, concluyó. Un ejemplo de ello es la colaboración entre la ONG Ranita de Darwin, Fundación Huilo Huilo, Universidad Austral de Chile, Universidad Andrés Bello, Sociedad Zoológica de Londres y otras organizaciones, las que han estado implementando acciones para erradicar el hongo de la quitridiomicosis de algunas poblaciones silvestres de ranita de Darwin ubicadas dicha Reserva.
El estudio también entrega información crucial para entender el impacto que ésta y otras enfermedades infecciosas pueden tener sobre la fauna silvestre a nivel mundial. “Hasta ahora se sabía que algunas especies de anfibios susceptibles a la quitridiomicosis podían presentar respuestas compensatorias para combatir esta enfermedad, pero ésta es la primera vez que se comprueba que el aumento en el esfuerzo reproductivo es uno de los mecanismos involucrados en estas respuestas, y que esto puede permitir a las poblaciones silvestres persistir a pesar de la presencia de la enfermedad”, indicó Andrés Valenzuela. Para el investigador, esto confirma predicciones teóricas, y abre nuevos caminos para entender mejor e, idealmente, controlar el impacto negativo de las enfermedades infecciosas emergentes sobre la fauna silvestre”.
Por otro lado, el Profesor Andrew Cunningham, de la Sociedad Zoológica de Londres y coautor del estudio, manifestó que estos resultados ofrecen esperanzas de que no todas las poblaciones de anfibios susceptibles a esta enfermedad desaparecerán. “Si podemos averiguar por qué algunas poblaciones responden de esta forma mientras otras no, esto nos puede capacitar para ayudar a otras poblaciones de anfibios en el mundo “, indicó.
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